lunes, 26 de septiembre de 2011

Cocktail post-vacacional, por Anna García-Altés

Este primer post después de vacaciones es algo más periodístico que de costumbre, para que la entrada en este nuevo curso sea algo ligera.

“Atención apropiada: el dilema del médico y el problema del país”. Dicho así es impactante, y más si lo dice Victor R. Fuchs (AQUÍ). La existencia de pacientes heterogéneos, y la incertidumbre sobre la respuesta de cada paciente individual a un tratamiento o intervención hacen que sea difícil determinar que pacientes recibirán cuidados adecuados; ante esto, el incentivo para aplicar tratamientos coste-efectivos es irrealista. Fuchs apunta como posible solución al pago capitativo: el médico tiene la responsabilidad de dar atención sanitaria a una población predeterminada y recibe un pago por persona. De este modo, los incentivos del propio médico de practicar una atención sanitaria coste-efectiva aumentan.

En nuestro país, las medidas adoptadas este verano han ido por otros derroteros. Por una parte, se ha aprobado la creación de un “comité de coste-efectividad de los medicamentos y productos sanitarios”. La idea, de hecho, no es nada nueva, ya que ya estaba presente en la Ley del Medicamento de 1990. Pero eso no impide que los que nos dedicamos a este negocio no nos alegremos. Ya nos hemos pronunciado en diversas ocasiones en Gestión Clínica y Sanitaria – GCS y en este blog (AQUÍ) sobre la conveniencia de crear un NICE en el Estado español. Lo interesante será ver si esta vez las buenas intenciones se convierten en realidad, y cómo se articula.

Lo que sí se ha hecho efectivo ya es un nuevo recorte en farmacia: la obligatoriedad de prescribir por principio activo. Tal y como ya han comentado otros blogs amigos, la efectividad de esta medida se prevé muy limitada (AQUÍ), a parte de penalizar por enésima vez a la industria (por ser un blanco fácil, básicamente), y de aplicar un recorte lineal, independientemente de lo que aporte el fármaco en términos de coste/beneficio incremental. Por si esto no fuera poco, The Economist nos saca los colores en público en un artículo sobre el gasto sanitario “fuera de control” (AQUÍ).

Mientras, tertulianos de variado pelaje amenazan con un otoño “caliente”. Ante las múltiples acepciones de este adjetivo, nos quedamos con la fácil, y dejamos a los lectores con un refrescante “Singapur sling”, foto tomada este mes de agosto en su casa natal, el Hotel Raffles, llamado así por Sir Thomas Stamford Bingley Raffles, “el padre de Singapur” y no, como creerán algunos malpensados, por Arthur J. Raffles, “el caballero ladrón”.