miércoles, 29 de mayo de 2013

¿Sin tetas no hay paraíso?, por Anna García-Altés (@annagaal)

Sin duda la noticia “sanitaria” de las pasadas semanas, prorrogada ayer con una muerte anunciada, ha sido la doble mastectomía de Angelina Jolie, y su sugerencia de que las mujeres se hagan las pruebas para el BRCA para evitar el cáncer.

El mensaje que la “celebrity” mandaba al mundo fue infinitamente más poderoso y rápido que cualquier campaña de educación para la salud que pueda imaginarse. Inmediatamente, todos los medios de comunicación y las redes sociales hablaban, con mayor o menor fundamento, del tema. Las voces pidiendo el cribado del BRCA para todas las mujeres no se hicieron esperar.

Sin prejuzgar las motivaciones y circunstancias de la actriz, el recurso a “famosos” para situar en la agenda pública intervenciones sanitarias tiene ya un largo recorrido, que pasa por el VIH de “Magic” Johnson, la disfunción eréctil de Bob Dole o el cáncer mamario de Kylie Minogue, cuyo impacto ya fue estudiado en su día.

La evidencia científica disponible en la actualidad no avala la realización de los BRCA de manera generalizada a la población femenina, o a cualquier mujer que lo solicite. Según la US Preventive Task Force, si 100.000 mujeres de la población general se cribaran de mutaciones del gen BRCA, se prevendrían 16 casos de cáncer de mama mediante mastectomía, y 31 de cáncer de ovario mediante oforectomía. Este riesgo es muy inferior a riesgos cotidianos, y muy inferior también a los cribados de cáncer de mama habituales. Eso no descarta que en algunos casos individuales concretos pueda ser aconsejable, como pudiera ser el caso de historia familiar fuerte (cánceres familiares en primer grado y antes de los 40 años), pero siempre apoyados con herramientas de ayuda a la toma de decisiones que incorporen todas las incertidumbres y la información de lo poco que se sabe de resultados a largo plazo. Seguramente un caso claro para aplicar la prudencia y evitar el encarnizamiento preventivo que proponen Juan Gérvas y  Mercedes Pérez Fernández en su reciente y exitoso libro (¡!!3ª edición!), “Sano y salvo… y libre de intervenciones médicasinnecesarias”.
 

Aunque la filosofía de la sospecha no está últimamente de moda, no debe pasarse por alto que estas pruebas de diagnóstico precoz y su radical intervención preventiva llevan años entre nosotros. De hecho, al test BRCA le quedan dos años de patente. Coincidencia o no, las acciones de Myriad, su fabricante, al día siguiente de la noticia habían experimentado una inopinada subida.