lunes, 19 de marzo de 2012

Variaciones en gasto farmacéutico y copago, por Enrique Bernal


Andábamos debatiendo sobre las reflexiones sugeridas por el artículo de Julie Donahue sobre las fuentes de variación en el gasto farmacéutico en Medicare en tres grupos terapéuticos: IECA-ARAII, estatinas e inhibidores de la recaptación de la serotonina o serotonina-epinefrina. Entre las regiones sanitarias Medicare, una vez se eliminan las diferencias en edad, estado de salud o condiciones socioeconómicas, el rango de variación en gasto farmacéutico per cápita osciló entre 2.413$ y 3.008$. El 76% de la variación se atribuyó al coste de la prescripción. Este resultado fue muy dependiente de la variabilidad en la prescripción de medicamentos de marca. Si el comportamiento prescriptor, genérico vs marca, fuese el de las "áreas" Medicare del quintil menor de gasto, el ahorro potencial alcanzaría 4,5$ billones de dólares, según los autores.

Su lectura sugería una primera reflexión. En entornos como el español, en los que la regulación de precios es muy intensa, las diferencias de gasto entre áreas, dependerán principalmente de diferencias en cantidad de dosis prescritas, y no de diferencias en precio. Alguna prueba de ello recientemente publicada: mientras que la variación en precio para IECA-ARAII osciló entre 0,4 y 0,6 euros, la variación en dosis diaria definida por habitante (una medida de la cantidad terapéutica que debería ser consumida por una persona en un día) osciló entre 116 y 473 DDD por mil habitantes y día. En consecuencia las políticas para reducir el gasto de dudoso valor deberían orientarse hacia la Q y no hacia la P.



Estas reflexiones nos condujeron hacia otros derroteros, aunque siempre en el potencial de desinversión en España: intervenciones quirúrgicas con alternativas más efectivas o más coste-efectivas, intervenciones diagnósticas en pacientes que no lo precisan, técnicas obsoletas, etc.

Y repentinamente, nos ha sorprendido la noticia. En Cataluña, un euro por receta. Podía pasar por alto la noticia, pero viene al pelo. Con la medida colocamos la carga de la prueba en los pacientes y no en los prescriptores y matamos dos pájaros de un tiro: arruinar cualquier debate sensato sobre copagos evitables y, sobre todo, olvidarnos de afrontar primero el problema de las prescripciones inadecuadas, gran parte de la Q. En Atención Primaria, la parte del león, y por poner algunos ejemplos: el 32% de las prescripciones de antibióticos son inadecuadas, el 55% de las faringoamigdalitis son inapropiadamente tratadas o el 53% de los tratamientos para la osteoporosis están mal indicados. Lo del límite de copago anual en 60 y pico euros y la modulación por renta no alteran la Mayor.