domingo, 23 de octubre de 2011

Cochrane contra la crisis, por Vicente Ortún

El pasado sábado 22 tuve el placer de compartir la última sesión plenaria del 19º Coloquio Internacional Cochrane con Kay Dickersin y Rafael Bengoa. En tanto que economista algo comenté sobre la crisis, y más allá del aumento de suicidios en Grecia, eché mano del excelente artículo de Celia Dávila y Beatriz González López-Valcárcel "Crisis económica y salud" (ÉSTE).

- La renta es una cosa pero el bienestar incluye muchas otras: salud, educación, actividades personales (trabajo importantísimo), capacidad de influencia, amistades y relaciones sociales, entorno, seguridad física y económica…

- El impacto de la crisis económica suele ser virulento en países en vías de desarrollo. En cambio, el impacto de la crisis en países desarrollados depende de su organización. Mientras Rusia vió descender en seis años su esperanza de vida al nacer en hombres entre 1990 y 1994 (de 64 a 58), Finlandia vio mejorar su salud en el mismo período a pesar de que su tasa de desempleo se multiplicó por nueve (del 2% al 18%).

- Claro que Finlandia es un país nórdico, de esos que tienen Estados de Bienestar (EB) compatibles con la competitividad económica: abiertos al mundo y con los incentivos (a trabajar) correctos. El Mezzogiorno europeo comparte unos EB poco equitativos y poco eficientes. El problema no es el EB, sino qué tipo de EB.

- ¿Y los determinantes de la salud? ¿No es ahora cuando España, como segundo país del mundo, en consumo de medicamentos podría considerar subir las pensiones en una cantidad equivalente al 50% de las recetas inadecuadas a las que pensionistas sobremedicados renunciaran? ¿O pensar más en aquellos gastos sociales que no tienen lobbies ni corporaciones que los defiendan pese a que su impacto en la salud sea mayor que el de los servicios sanitarios?     

- ¿Y el conocimiento como el que Cochrane aporta? ¿No ha de servir para eliminar el 20% de grasa perjudicial de nuestros servicios sanitarios? Una parte de las decisiones afecta a la cartera de servicios: No financiemos públicamente más que Suecia, Holanda o Reino Unido. Otra, la más importante, afecta a las decisiones clínicas pues el problema radica en la inadecuación prestación-indicación.

- Seguro que podremos encontrar muchos sectores peores que el sanitario pero no valen condiciones suspensivas que lleven a la desidia. La ética profesional exige, más que nunca, racionalidad…acompañada de una presión para obtener procesos de decisión social más legítimos que los actuales.   

Vicente Ortún

Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales

Universidad Pompeu Fabra

(recorte presupuestario del 15% en 2011)
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