sábado, 7 de marzo de 2015

Acceso abierto. ¿Dónde están las llaves?, por Ricard Meneu y Vicente Ortún

El último número de Gaceta Sanitaria incluye dos artículos que debaten sobre el acceso abierto a las publicaciones científicas: “¿Quién teme al open access? Un movimiento en crecimiento, oportuno y necesario” y “¿Qué aporta el acceso libre? Poca cosa,los principales problemas siguen y aparecen algunos más”. Un aspecto importante de la extensión de formas de “acceso abierto”  sufragado por los autores  es que aumentan los incentivos para incrementar el número de artículos que se publican, pues los ingresos de la revista se maximizan  con el volumen que procese.  Se trata de un  incentivo particularmente contraindicado en presencia de ánimo de lucro que no solo afecta a editoriales “depredadoras.
En conjunto la industria de publicaciones científicas generaba en 2011, según Nature,  unos ingresos  de 9.500 millones de dólares  publicando 1,8 millones de artículos en inglés,  con ingresos medios de  unos 5,000 dólares por artículo, estimándose márgenes de beneficio del  orden del20–30%. Aunque es difícil disponer de cifras confiables  Wiley informa de un 40% de ganancias antes de impuestos  en su división editorial científica, técnica y médica, si bien  señala que la imputación a ésta de una proporción deservicios compartidos” reduciría a la mitad los beneficios declaradosElsevier declara márgenes del 37% antes de impuestos, que los analistas financieros estiman en un 40-50% para las publicaciones científicas. En cuanto a los grupos de “acceso abierto”  se calcula que Hindawi logró un 50% de beneficio sobre los artículos publicados en 2013. Hace unos años un estudio del proceso de difusión académica  ( estimó unos márgenes del  20% para las sociedades científicas editoras, del 25% para las editoriales universitarias y del 35% para las comerciales.

Invirtiendo la obviedad que Robert Evans gusta recordar, el beneficio de unos es el gasto de otros. Y no debe olvidarse que los presupuestos de investigación,  que en su mayoría se financian con recursos públicos, son los que continúan afrontando la mayor parte de este gasto.  Si antes las instituciones investigadoras y académicas ejercían de suscriptores, ahora canalizan recursos a través de los autores.  Ante muy diferentes precios, los autores deben considerar la eficiencia de su  inversión. Un reciente artículo que informa de un instrumento para calcular el coste efectividad (cociente entre el factor de influencia del artículo y la tasa de procesamiento) de cientos de publicación mostraba entre las 10 más rentables  con acceso abierto y pago por autores  al Journal of Physiology and Pharmacology (2ª),  el Asian Pacific Journal of Cancer Prevention (3ª) y PLoS Medicine (9ª). 


Mientras, conviene considerar que al tiempo que se financia un bien público (que alguien lea  un artículo no impide que otro también lo haga) para hacerlo llegar a poblaciones más amplias también estamos contribuyendo a esparcir más  basura, o más “ruido” que dificultará encontrar el conocimiento realmente valioso. 



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