martes, 10 de julio de 2012

Cotilleo bibliométrico sobre la joven historia de la economía de la salud, por Marisol Rodríguez

Si alguien quiere cotillear quién es quién en economía de la salud, cuáles son las principales instituciones de producción de la investigación en esta disciplina, sobre qué temas se escribe, cuáles son los artículos más citados y cómo dichos temas han ido subiendo o bajando en popularidad, entonces lean el artículo de Adam Wagstaff y Tony Culyer Four decades of health economics through a bibliometric lens aparecido recientemente en el Journal of Health Economics (volumen 31,  pp.406-439), o su encarnación previa como Policy Research Working Paper 5829 del World Bank.

Si su curiosidad no es tanta y no quieren entretenerse en examinar los detalles de las largas tablas del hit-parade, entonces convendrá esperar a leer el resumen y comentario que he preparado para Gestión Clínica y Sanitaria, donde recojo los resultados principales. Si lo que quieren es un intermedio, entonces sigan leyendo este post.

Los autores hacen un repaso de los últimos cuarenta años de la economía de la salud como disciplina a través de un tour bibliométrico usando como principal fuente de datos EconLit, complementada con  información sobre el número de citas procedente de Google Scholar y una clasificación por temas ad hoc hecha por los propios autores. El número de publicaciones  extraídas asciende a 33.000 aproximadamente. El análisis del impacto o la influencia de un autor, revista o institución se mide a través del Índice-h (Hirsch, J.E., 2005. An index to quantify an individual’s scientific research output. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America 102, 16569) y diversas variantes del mismo, unas propuestas por los propios autores y otras no. En esencia, dicho índice, que ha sido implementado rápidamente por  SCOPUS y la Web of Science, resulta del contaje del número de publicaciones  y el número de veces que cada publicación aparece citada. En las variantes se dan diversas ponderaciones a unas y otras o se tiene en cuenta el número de artículos publicados al año (en el caso de las revistas).

Los tres artículos más citados en estos cuarenta años son el de Daron Acemoglu (The colonial origins of comparative development: an empirical investigation, The American Economic Review, 2001), el de Kenneth J. Arrow (Uncertainty and the welfare economics of medical care, The American Economic Review, 1963), y el de Michael Grossman (On the concept of health capital and the demand for health, Journal of Political Economy, 1972).

En cuanto a temas, a lo largo del tiempo  se observa una tendencia creciente hacia la epi (determinantes de la salud) y la estadística y econometría, mientras que el análisis de la oferta de servicios sanitarios y de los seguros médicos decae –al menos, por lo que respecta a los 50 artículos más citados en cada década.
El elenco de los diez primeros autores, entre la lista de 100 mencionados, nos deja 8 norteamericanos, un británico y un belga que trabaja en Holanda. A la cabeza, David Cutler, que ha sido invitado alguna vez a nuestras Jornadas de Economía de la Salud, seguido de Jonathan Gruber, profesor del MIT y gran cerebro detrás de la reforma sanitaria de Obama.
Los principales centros de producción bibliográfica son, de nuevo, estadounidenses. Hay que bajar hasta el puesto 22 para poder recoger al menos una universidad canadiense (McMaster) y tres europeas: una británica, una holandesa y una sueca. Entre las 100 primeras no aparece ninguna institución española.

El predominio de Estados Unidos, en su conjunto, también es abrumador tanto como país productor de publicaciones como país objeto de análisis en las mismas. España aparece en décimo lugar entre los países que originan la investigación, por detrás de otros países más pequeños, como Holanda, Suecia, Suiza y Noruega, pero por delante de otros más grandes, como Italia y Francia.

Finalmente, extraemos las 20 principales revistas, entre las 100 citadas que aparecen en la tabla 12.


Naturalmente, el trabajo está sujeto a numerosas críticas, empezando por la elección de la base de datos. Los autores no ignoran que escogiendo EconLit están cometiendo pecados de acción y de omisión. Pero por diversas consideraciones que se discuten en el artículo, EconLit resulta preferible a otras bases de datos bibliográficas, como Scopus, MedLine o el SSCI. Los autores admiten que esto excluye numerosos artículos muy influyentes en la disciplina que han sido publicados en revistas de carácter más médico o de salud pública, como Health Affairs, Social Science and Medicine, The Lancet, the NEJM, JAMA, the British Medical Journal, etc.

Otra crítica, incluso más importante, tiene que ver con los indicadores de impacto utilizados. Este es un punto muy sensible que tampoco tiene fácil solución. Tener muchas citas no es exactamente equivalente a ser un buen economista de la salud o tener mucha influencia, ni en la profesión ni entre los que han de tomar las decisiones de política sanitaria.  Hay especialistas en temas muy concretos que producen trabajos muy buenos sobre ese tema, pero que no dominan el panorama general de la disciplina ni su trabajo es conocido en los círculos de la administración sanitaria.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, quizás no deba importarnos mucho la relativamente baja posición de España en estos rankings. 

Pero en caso de que nos importara, una medida a tomar sería cuidar de poner  los códigos JEL referidos al ámbito de la salud en nuestras artículos (presentes en EconLit están Hacienda Pública Española, Investigaciones Económicas y Revista de Economía Aplicada), puesto que estos códigos son los que definen una publicación como de “economía de la salud” en este y otros trabajos bibliométricos previos. También se podría hacer algún tipo de consorcio que agrupara los principales centros de investigación españoles, para que la dispersión no nos haga perder fuerza y visibilidad. Pero esto seguramente es más difícil.