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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Lecturas tras el verano. ¿Quién teme al copago?, por Ricard Meneu

Ahora que una aparente mayoría cree que ya se implantado un  copago que siempre hubo, puede ser el momento de dejar de cavar inútiles trincheras frente a enemigos imaginarios y empezar a abordar los copagos – los que había, los que hay y los que habrá – como el resto de cuestiones del SNS, es decir, atendiendo a su eficacia y resultados, buscando su mejora. No se me ocurre mejor manera que leyendo el inverosímilmente ameno  libro de Jaume Puig Junoy titulado ¿Quién teme al copago?. El papel de los precios en nuestras decisiones sanitarias. 

El libro no pretende ahondar en  la  estéril discusión sobre  si “el copago sanitario es bueno o malo, sino aportar pruebas y conocimiento científico sobre sus efectos, de manera que podamos utilizar la información para tomar decisiones más acertadas y más saludables”.  No sorprende que la revisión de esa literatura sea una pesquisa reflexiva,  interpretando con esmero e inteligencia sus resultados, para responder a las preguntas realmente relevantes frente a las certezas simplistas  y generalmente erradas o  falsamente avaladas. Tal explotación  concienzuda era previsible conociendo las aportaciones previas del autor, tanto  en investigaciones empíricas como en revisiones sistemáticas (AQUÍ) 

Lo que resulta menos esperable y más gratificante es como esa concienzuda exploración del conocimiento disponible  - siempre insuficiente, pero mejor que cualquier pancarta de conveniencia – ahonda  en la racionalidad de los comportamientos y el modus operandi de los distintos copagos estudiados, y lo hace  con el empeño de una buena novela policiaca. Así, el libro excede el estrecho margen de los copagos  y apunta al comportamiento ante distintos menús de aseguramiento,  ampliando la comprensión sobre algo que, aunque desazonador para muchos, no deja de  parecer cada vez más necesario.

Escrito con un envidiable conocimiento de la peripecia de los llamados copagos en las tres últimas décadas, el libro aterriza sus enseñanzas  sobre las nuevas modalidades de copago recién implantadas. O al menos sobre sus luces y sombras ya visibles, en espera de poder disponer de los datos que permitan juzgar este “experimento natural” o “experimentar sin experimento” que supone  no sólo el cambio de situación, si no la coincidencia en el tiempo de diferentes modalidades  autonómicas, incluyendo el “tripago”catalán

Su lectura, recomendable para casi cualquier seguidor de Gestión Clínica y Sanitaria, sólo tiene un efecto indeseado.  El recordarnos a lo largo de sus páginas  nuestras insuficiencias ciudadanas que permiten que nuestros gobernantes puedan introducir modificaciones sin consultar  la mínima evidencia disponible, la que se exige, por ejemplo, a cualquier medicamento para ser aprobado.
 

lunes, 19 de marzo de 2012

Variaciones en gasto farmacéutico y copago, por Enrique Bernal


Andábamos debatiendo sobre las reflexiones sugeridas por el artículo de Julie Donahue sobre las fuentes de variación en el gasto farmacéutico en Medicare en tres grupos terapéuticos: IECA-ARAII, estatinas e inhibidores de la recaptación de la serotonina o serotonina-epinefrina. Entre las regiones sanitarias Medicare, una vez se eliminan las diferencias en edad, estado de salud o condiciones socioeconómicas, el rango de variación en gasto farmacéutico per cápita osciló entre 2.413$ y 3.008$. El 76% de la variación se atribuyó al coste de la prescripción. Este resultado fue muy dependiente de la variabilidad en la prescripción de medicamentos de marca. Si el comportamiento prescriptor, genérico vs marca, fuese el de las "áreas" Medicare del quintil menor de gasto, el ahorro potencial alcanzaría 4,5$ billones de dólares, según los autores.

Su lectura sugería una primera reflexión. En entornos como el español, en los que la regulación de precios es muy intensa, las diferencias de gasto entre áreas, dependerán principalmente de diferencias en cantidad de dosis prescritas, y no de diferencias en precio. Alguna prueba de ello recientemente publicada: mientras que la variación en precio para IECA-ARAII osciló entre 0,4 y 0,6 euros, la variación en dosis diaria definida por habitante (una medida de la cantidad terapéutica que debería ser consumida por una persona en un día) osciló entre 116 y 473 DDD por mil habitantes y día. En consecuencia las políticas para reducir el gasto de dudoso valor deberían orientarse hacia la Q y no hacia la P.



Estas reflexiones nos condujeron hacia otros derroteros, aunque siempre en el potencial de desinversión en España: intervenciones quirúrgicas con alternativas más efectivas o más coste-efectivas, intervenciones diagnósticas en pacientes que no lo precisan, técnicas obsoletas, etc.

Y repentinamente, nos ha sorprendido la noticia. En Cataluña, un euro por receta. Podía pasar por alto la noticia, pero viene al pelo. Con la medida colocamos la carga de la prueba en los pacientes y no en los prescriptores y matamos dos pájaros de un tiro: arruinar cualquier debate sensato sobre copagos evitables y, sobre todo, olvidarnos de afrontar primero el problema de las prescripciones inadecuadas, gran parte de la Q. En Atención Primaria, la parte del león, y por poner algunos ejemplos: el 32% de las prescripciones de antibióticos son inadecuadas, el 55% de las faringoamigdalitis son inapropiadamente tratadas o el 53% de los tratamientos para la osteoporosis están mal indicados. Lo del límite de copago anual en 60 y pico euros y la modulación por renta no alteran la Mayor.

jueves, 2 de diciembre de 2010

De copagos y corresponsabilidad individual en la financiación pública de la atención sanitaria

GCS -Gestión Clínica y Sanitaria-  ha tratado en distintas ocasiones la cuestión de los co-pagos.  Recientemente ha aparecido una nueva revisión sobre el tema, un documento elaborado por la semFYC  titulado “Copago. Conclusiones desde la evidencia científica” (AQUI)

Desde GCS no podemos más que agradecer que en el mismo se cite uno de los trabajos publicados en el número 25 de la revista (ÉSTE),  por más que su contenido sólo esté tangencialmente relacionado con la cuestión tratada.

Más satisfacción nos produce que la mayoría de las referencias nacionales correspondan a trabajos de colaboradores de GCS, la mayoría de ellos recogida en el informe coordinado por Jaume Puig Junoy “La corresponsabilidad individual en la financiación pública de la atención sanitaria” (capítulo a capítulo).

Como el debate está en los foros, es una magnífica oportunidad para acudir a las fuentes inmediatas de la revisión.