Ahora que una aparente mayoría cree que ya se implantado un copago que siempre hubo, puede ser el momento
de dejar de cavar inútiles trincheras frente
a enemigos imaginarios y empezar a abordar los copagos – los que había, los que hay y los que habrá – como el
resto de cuestiones del SNS, es decir, atendiendo a su eficacia y resultados,
buscando su mejora. No se me ocurre mejor manera que leyendo el inverosímilmente
ameno libro de Jaume Puig Junoy titulado ¿Quién teme al copago?. El papel de los precios en nuestras decisiones sanitarias.
El libro no pretende ahondar en la estéril
discusión sobre si “el
copago sanitario es bueno o malo, sino aportar pruebas y conocimiento
científico sobre sus efectos, de manera que podamos utilizar la información
para tomar decisiones más acertadas y más saludables”. No sorprende que la revisión de esa literatura
sea una pesquisa reflexiva, interpretando con esmero e inteligencia sus
resultados, para responder a las preguntas realmente relevantes frente a las
certezas simplistas y generalmente
erradas o falsamente avaladas. Tal explotación concienzuda era previsible conociendo las
aportaciones previas del autor, tanto en investigaciones
empíricas como
en revisiones sistemáticas (AQUÍ)
Lo que resulta menos esperable y más gratificante es como
esa concienzuda exploración del conocimiento disponible - siempre insuficiente, pero mejor que
cualquier pancarta de conveniencia – ahonda en la racionalidad de los comportamientos y el
modus operandi de los distintos copagos estudiados, y lo hace con el empeño de una buena novela policiaca.
Así, el libro excede el estrecho margen de los copagos y apunta al comportamiento ante distintos menús
de aseguramiento, ampliando la
comprensión sobre algo que, aunque desazonador para muchos, no deja de parecer cada vez más necesario.
Escrito con un envidiable conocimiento de la peripecia de
los llamados copagos en las tres últimas décadas, el libro aterriza sus enseñanzas sobre las nuevas modalidades de copago recién
implantadas. O al menos sobre sus luces y sombras ya visibles, en espera de poder
disponer de los datos que permitan juzgar este “experimento natural” o “experimentar
sin experimento” que supone no sólo el
cambio de situación, si no la coincidencia en el tiempo de diferentes
modalidades autonómicas, incluyendo el “tripago”catalán.
Su lectura, recomendable para casi cualquier seguidor de
Gestión Clínica y Sanitaria, sólo tiene un efecto indeseado. El recordarnos a lo largo de sus páginas nuestras insuficiencias ciudadanas que
permiten que nuestros gobernantes puedan introducir modificaciones sin
consultar la mínima evidencia
disponible, la que se exige, por ejemplo, a cualquier medicamento para ser
aprobado.
que buena entrada, saludos.
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