martes, 14 de octubre de 2014

El gobierno de las crisis de salud pública por Ildefonso Hernandez Aguado

De haber cumplido la normativa vigente, el Gobierno habría estado mejor equipado para afrontar ésta o futuras crisis sanitarias. Una adecuada planificación y coordinación es esencial para afrontar las crisis de salud pública. Así se denomina el título 3º de la Ley 33/2011 General de Salud Pública que dispone el desarrollo de la Estrategia de Salud Pública, la creación de Consejo Asesor de Salud Pública y el Centro Estatal de Salud Pública; éste último como coordinador y aglutinador de las mejores capacidades del Estado para ponerlas al servicio del interés general. Es paradójico que un gobierno cuya Vicepresidenta repite incansablemente está para cumplir y hacer cumplir las leyes porfíe en incumplir las previsiones normativas de desarrollo de dicha ley. El título 3º se incumple en su totalidad al igual que se obvia el artículo 13 sobre la articulación de la vigilancia en salud pública que dispone el funcionamiento de los sistemas de alerta y respuesta rápida. Da la impresión de que lo de acatar la ley por parte de los gobiernos viene determinado por factores coyunturales. El incumplimiento sistemático de la ley de salud pública se le recordó a la Vicepresidenta hace más de un año, pese a lo cual ésta sigue sin desarrollarse.


En cualquier caso debe aplaudirse la constitución del Comité Especial para la gestión de la enfermedad por el virus del ébola en España, así como la del Comité Científico que asesorará al Gobierno, porque el gobierno de una crisis de salud pública requiere estructura adecuada y coordinación. De hecho lo que hasta ahora se ha echado en falta es un buen gobierno de la crisis. En las instituciones sanitarias españolas, incluido el Ministerio de Sanidad, hay funcionarios con alta capacidad en gestión de crisis. Algunos de ellos han participado en el control de crisis graves en diversas partes del mundo y su prestigio les lleva a asesorar y a participar en la formación de profesionales de otros países sobre cómo afrontar crisis de salud pública. 


Hay capacidades suficientes tanto en la salud pública como en los servicios sanitarios y se cuenta con recursos de alto nivel en el Instituto de Salud Carlos III, en el Centro de Investigación en red de Epidemiología y Salud Pública y otros muchos centros punteros en toda España. Parece que ha habido cierta desconexiónentre el estrato técnico y el directivo y, por otra parte, hay una aparente resistencia de las autoridades a contar con todo el caudal de competencia y capacidad de instituciones como las antes mencionadas y las sociedades científicas y profesionales que además se están ofreciendo permanentemente.La decisión del Gobierno de establecer estructuras técnicas y de coordinación es por tanto favorable pues permitirá coordinar todas las acciones basándose en el asesoramiento técnico. Porque los protocolos no son camisas de fuerza, son instrumentos que ayudan a las decisiones que deben adoptarse en base al mejor conocimiento científico disponible y las consecuencias previsibles.


En nuestro caso en su aplicación debía haber primado la precaución, es decir, que era mejor tener muchos falsos positivos con las posibles molestias que causa a las personas que se someten a medidas de prevención innecesariamente, que falsos negativos, con las graves consecuencias que puede llegar a tener que personas que estando a riesgo de contagiar a otros sigan haciendo sus actividades habituales. Un comité científico nombrado antes de la repatriación del primer caso podría haber realizado un oportuno análisis de riesgo, haber contrastado los protocolos de actuación y haber acordado el plan de vigilancia y control de las personas expuestas a riesgo que, indudablemente, habría sido más efectivo.

Además de los dos comités citados, es conveniente ampliar la estructura con los subcomités que están previstos en todos los manuales de gestión de crisis epidémicas, por ejemplo el subcomité de logística, el de acción intersectorial o el de comunicación. En sus protocolos -por ejemplo el de comunicación- deben prever contingencias hasta ahora inéditas, como que, usando un eufemismo, un Consejero incurra en clamorosas ineptitudes. Por nuestra parte y por el conjunto de la sociedad, queda colaborar leal y constructivamente con el Gobierno para solucionar el problema.



Ildefonso Hernández Aguado es presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
http://www.elmundo.es/salud/2014/10/14/543c2c78ca47410e258b456f.html