Contamos con mucha menos información
para diseñar y elegir políticas con intervenciones preventivas que con
terapéuticas. Las mayores ventajas competitivas del
hermano rico (la terapéutica) y el lugar relegado que ocupa el hermano pobre
(la prevención) se explican por varias razones. La prevención no tiene
beneficiarios identificables. Sus costes son inmediatos. Sus beneficios no se
palpan más que a medio y largo plazo. Cuanto menos criterio y conocimiento
tiene quien decide y más cortoplacista es en su planificación, menor retorno de
inversión percibe en la prevención.
Si, además, las miradas a la salud de
la población no se lanzan a través del prisma de la salud pública, las
dioptrías aumentan, se deja de hacer lo socialmente conveniente o lo que se
hace se hace mal. En ambos casos se pierden los beneficios potenciales de la
prevención a escala poblacional. Es la costumbre.
Sin embargo, hay quien afortunadamente
porfía, como el grupo de investigadores españoles a quienes el NEJM les
acaba de publicar los resultados de un ensayo clínico. Asignaron aleatoriamente
a tres grupos 7447 personas sin enfermedad cardiovascular, pero con alto riesgo
de padecerla: uno con dieta mediterránea con suplementos de aceite de oliva
extra virgen, otro con dieta mediterránea con suplementos de nueces, avellanas
y almendras, y otro control (sólo les aconsejaron reducir su ingesta de
grasas). Tras un seguimiento (medio) de 4,8 años y habiendo mantenido una buena
adherencia a las dietas, el riesgo conjunto de padecer infarto de miocardio,
ictus y muerte de causa cardiovascular se redujo, respecto al grupo control,
entre 8 y 46% en el primer grupo y entre
4 y 46% en el segundo. Los numerosos detalles de este estudio se encuentran aquí.
Dos advertencias. No hay estudio
aislado que aporte resultados definitivos: se acumula conocimiento paso a paso
y este estudio da uno más, importante. Riesgo poblacional y riesgo individual:
en este estudio, la reducción del riesgo se ha observado en un grupo. Aunque
ningún adepto a lo mediterráneo debe esperar que en él, como individuo, ese
riesgo se reduzca necesariamente del
mismo modo, que siga comiendo mediterráneo.
Adicionalmente, ninguna investigación convencerá
a quienes gozan de alguna iluminación. El New York Times,
que ha dado amplia cobertura a este trabajo, recoge como el autor del best seller “pro-vegano” Prevent
and Reverse Heart Disease: The Revolutionary, Scientifically Proven,
Nutrition-Based Cure lo descalifica señalando
que “those in the Mediterranean diet study still had heart attacks and strokes”.
A su juicio, lo que muestra el estudio es que “the Mediterranean diet and the
horrible control diet were able to create disease in people who otherwise did
not have it.”.
As you like it
No hay comentarios:
Publicar un comentario