Cuando pensamos en innovación, tendemos
a centrarnos en la creación y desarrollo de nuevas ideas, herramientas y formas
de hacer las cosas. Si bien esto es valioso, por sí solo no es suficiente. Para
tener impacto, las innovaciones prometedoras y comprobadas deben ser exploradas
e implementadas. Pero, ¿cómo podemos animar a los profesionales a participar en
este proceso?
Hace menos de un mes salía publicado
el informe “Which doctors take up promising ideas? New insights from open data” con el foco puesto en la adopción de
innovaciones en la atención primaria, y el papel que el análisis de datos
abiertos puede tener. Según este informe, que analiza los
datos de una muestra de profesionales de atención primaria del Reino Unido, para
identificar y aprender sobre las innovaciones los profesionales estos emplean una
amplia variedad de recursos: redes informales locales, relaciones personales y guías
de práctica clínica. Los adoptadores tempranos tienen un papel clave en el
proceso, siendo el puente entre las innovaciones efectivas pero poco difundidas
y su adopción masiva por parte de la mayoría. Si bien cualquier equipo de
atención primaria tiene el potencial de convertirse en el primero en adoptar
las innovaciones, habitualmente los equipos más grandes están en mejor posición
para explorar e introducir nuevas innovaciones, que pasan luego a los equipos
“vecinos”.
El informe aboga por el uso de datos
abiertos para ayudar a comprender las tendencias y las diferencias en los
resultados conseguidos por los equipos de atención primaria, así como para
identificar que equipos de atención primaria han implementado innovaciones
prometedoras. Francisco
Hernansanz, seguramente hubiera dado un mensaje bastante distinto. Su capítulo en
el libro “La refundación de la atención primaria”, alerta sobre la excesiva
velocidad en la difusión de innovaciones en el sector sanitario, el papel clave
de la atención primaria para evitar la excesiva tecnificación y ensañamiento
terapéutico, y la importancia del “dejar de hacer”.
Se dice
que “los buenos artistas copian”, y que la competencia por comparación entre
proveedores sanitarios funciona. La implicación de los profesionales sanitarios
es básica para dar el salto entre la competencia por comparación y la mejora de
la calidad y los resultados de la atención sanitaria, mediante la
identificación y compartición de las mejores prácticas, la identificación de
aquellas inefectivas o ineficientes, y la orientación de los recursos hacia
aquellas organizaciones e intervenciones específicas que obtienen mejores
resultados.
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