miércoles, 23 de mayo de 2018

El consumo de azúcar aumenta el gasto sanitario, por Miguel Ángel Royo Bordonada




Estamos ante el primer estudio que analiza el impacto de la disponibilidad de azúcar sobre el gasto sanitario, durante un período (1995 a 2014) en el que se ha experimentado un incremento progresivo de la disponibilidad de azúcar a nivel mundial, con una diferencia acumulada de 3 g/per cápita/día. Su fortaleza radica en la calidad de las fuentes de datos utilizadas y en el control exhaustivo de los determinantes conocidos del gasto sanitario, como ingreso per cápita, distribución etaria de la población, progreso médico y tecnológico sanitario, urbanización, participación de la mujer en el mundo laboral, porcentaje del gasto sanitario público, camas hospitalarias y contaminación atmosférica, entre otros. El consumo de azúcares añadidos, la medida de exposición individual que depende directamente de la disponibilidad de azúcares, aumenta el riesgo de obesidad, diabetes y sus complicaciones, y mortalidad por enfermedad cardiovascular. Esto permite explicar que la mayor disponibilidad de azúcares incremente el gasto sanitario en diabetes (per cápita y por persona diabética) y total, tanto en países en vías de desarrollo como en los de la OCDE, incluso después de ajustar por prevalencia de diabetes.
Estos resultados representan un espaldarazo adicional a la recomendación de la OMS de instaurar un impuesto a las bebidas azucaradas, aplicado ya con éxito en países como Dinamarca, Francia, Noruega, México y Sudáfrica, y con una buena aceptación por parte de la población. Los que se oponen al impuesto, argumentan que se trata de una medida paternalista y anti-liberal propia de estados niñera. Sin embargo, la tasa contribuye a una elección más reflexiva y, por tanto, más libre, sobre lo que se consume. Por tanto, esta medida podría incluirse dentro del enfoque del paternalismo libertario; esto es, orientar las elecciones de las personas en direcciones que mejoren sus vidas, ya que los individuos en ocasiones escogen opciones no saludables sometidos a influencias indebidas, por sesgos en la información recibida y apelaciones emocionales sustentadas en falacias.


La propuesta del impuesto siguió adelante en Cataluña, pese a que los sectores afectados, con la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) a la cabeza, reclamaron al gobierno central su impugnación ante el Tribunal Constitucional. Tras la entrada en vigor del impuesto catalán, el 1 de mayo de 2017, Anfraba aprovecha la coyuntura actual para volver a la carga, y se plantea reclamar de nuevo al gobierno la impugnación del impuesto. Los resultados de este estudio pueden servir para contrarrestar algunos de los argumentos esgrimidos por los que se oponen al impuesto, pues nos permiten apelar también al principio del daño de Stuart Mill, que siempre ondea en sus pabellones, pues el gasto sanitario, al menos en los países con sistemas sanitarios públicos, lo sufragamos entre todos.


Miguel Ángel Royo Bordonada, Escuela Nacional de Sanidad

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