En el último número de GCS -Gestión Clínica y Sanitaria- los lectores encontrarán dos comentarios sobre el bevacizumab: uno sobre su uso en la degeneración macular asociada a la edad, y otro en cáncer). Es en esta última indicación que parece que los fabricantes del fármaco sigan el refrán inglés de “cuando la vida te da limones, haz limonada”.
Desde su salida al mercado en 2004 el bevacizumab ha sido un fármaco superventas que en pocos años ha obtenido la aprobación para el tratamiento de cinco tipos de tumores y se está investigando en otros cincuenta. En el Estado español el precio del tratamiento con bevacizumab es de 30.000€ al año. A pesar de su elevado precio, el año pasado sus ventas superaron los 6.000 millones de dólares en Estados Unidos, siendo utilizado en primera y segunda línea de tratamiento en muchos pacientes, a menudo fuera de las indicaciones autorizadas.
En Estados Unidos estiman que los fármacos biotecnológicos fueron responsables del 70% del aumento del gasto en farmacia en el año 2010. La relevancia del volumen de negocio se refleja en el The Economist de la semana pasada que destacaba en su sección de “Business” el tema de la industria biotecnológica de fármacos para el cáncer. Enfermedades con un parecido peligroso son la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple.
Los datos disponibles apuntan a que el bevacizumab es biológicamente activo en muchos pero no en todos los tumores, y puede que los beneficios no estén justificados ni por la modesta supervivencia libre de enfermedad, ni la cuestionable supervivencia global. De hecho, el comentario citado de Bernardo Santos sobre el artículo aparecido en JAMA, pone sobre la pista de algunos importantes efectos adversos (en este caso mortalidad, ya que el tromboembolismo ya se describió hace dos años) del fármaco, para determinados tipos de tumores, terapias concomitantes y dosis. Tanto es así que en diciembre de 2010, la FDA retiró la autorización del bevacizumab para el tratamiento del cáncer de mama, decisión que se revisará a la vuelta de verano.
Muchos opinan que los nuevos fármacos para el cáncer ofrecen beneficios muy pequeños a un precio muy alto. Este es un dato relevante, especialmente cuando parece que los oncólogos valoran más la supervivencia de los pacientes que su calidad de vida. ¿Tendran la misma opinión sus pacientes?. Seguramente se precisa una modificación de las actitudes y prácticas de oncólogos y pacientes, tal y como sugiere el "sounding board” del último NEJM. Mientras, mejor que seguir exprimiendo limones, podemos ir considerando si la adaptación mejicana del dicho no sea más recomendable: “si la vida te da limones, ponle sal y pimienta”.
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