El uso de pruebas genéticas para evaluar el riesgo de tener determinadas enfermedades es controvertido, y se sabe poco sobre sus efectos en la población. En el próximo número de GCS -Gestión Clínica y Sanitaria - aparecerá comentado un artículo reciente sobre los efectos psicológicos, conductuales y clínicos de un instrumento para evaluar el riesgo genético. A la vista de sus resultados los autores concluyen que la realización de pruebas genéticas no afecta los comportamientos relacionados con la salud (salud psicológica, dieta, realización de ejercicio, o uso de pruebas diagnósticas), pero que su impacto en la población general no se conoce y que la falta de certidumbre sobre la validez y la utilidad de las pruebas genéticas (aportan información muy limitada sobre el riesgo genético real) hace que pruebas diagnósticas basadas en sus resultados resulten erróneas.
En Estados Unidos y en Europa ya hay muchas compañías ofreciendo en Internet este tipo de pruebas genéticas -con precios entre los 400 y los 2.000 dólares. Esto abre otros muchos frentes, la mayoría relacionados con su novedad y la falta de un marco regulador: problemas de privacidad de la información del consumidor, su valor clínico (más allá de sensibilidad y especificidad), impacto económico (costes y ahorros que puedan generar), valor social de la información para modificar estilos de vida, encaje en la práctica clínica habitual, etc. Su relevancia es tal que las National Academies de Estados Unidos convocaron un taller sobre el tema.
¿Supondrán cambios en la población general? Según parece, algún cambio van a suponer, puesto que varios analistas consideran que será un mercado muy rentable. Otro reciente documento, éste de PriceWaterhouseCoopers, estima que la medicina personalizada (la basada en pruebas diagnósticas) tiene en Estados Unidos un mercado potencial de 232.000 millones de dólares, con un crecimiento anual del 11%.
El mismo informe da algunas “business tips”: los beneficios de la industria de ese sector vendrán de capitalizar en el uso preferente de fármacos de beneficio probado y precio más elevado, de una mayor prescripción, del nacimiento de nichos de mercado muy rentables (poblaciones muy específicas pero con un alto precio) y, finalmente, de estrategias para ampliar la definición de salud. Y mucho hay de esto último según lo que se ha hablado de telemedicina predictiva esta semana en la 13ª Edición del BDigital Global Congress. Ya nos podemos ir preparando para esta nueva tecnología porque dice el co-editor del Health Care Cost Monitor que el control de los costes sanitarios es un “losing game”. Pero ese futuro no está inscrito en los genes.
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